sanitarismo domiciliario
- Enrique R. Ansaldi
- 13 jul 2019
- 1 Min. de lectura
No existe una división estricta entre lo domiciliario privado y lo público o común.
El humo de mi cocina o de mi calefactor tras unos metros deja de ser mío. Es que el espacio aéreo propiamente no es delimitable o acotable.
El sonido o ruido de mi actividad domiciliaria no siempre es posible que no exceda mis límites. Y qué no decir cuando yo o mis vecinos lindantes y aun otros alejados festejamos/festejan los 15 , o los 90, o el triunfo de mi/su equipo, o acompaño/acompañan la limpieza de la casa o la llegada de un nuevo domingo, ... etc.
El olor, los olores, ...
La vegetación, ...
Las mascotas, ...
Asimismo las actividades de los efectores estatales o tercerizados del agua, la luz, el gas, las cloacas, el servicio de internet...
El progreso humano, progreso convivencial inter-personal y social, tiene un gran campo de acción... indudablemente.
eransaldii@gmail.com
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