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Panadizo, uñero, absceo periungueal: a propósito de los autocuidados.

  • Foto del escritor: Enrique R. Ansaldi
    Enrique R. Ansaldi
  • 29 sept 2019
  • 1 Min. de lectura

El niño padecía o había elegido la onicofagia; pueden ser ambas causales.


En la escuela fiscal o estatal de la época no existía el servicio médico cercano ni de ambulancias; si estabas muy enfermo permanecías en cama, si te ocurría algo serio en la escuela te ponían en una o dos sillas en la dirección hasta la hora de salida en la que te llevaban a casa los de la barra de ida y vuelta, o el mismo director, excepcionalmente, ponía su medio de transporte para ir de vuelta a casa.


El panadizo, en la mano del diestro, ese día estaba grande, tenso y pulsaba... así no se toleraba ya no la clase sino el estar sentado en el aula... pero era "poco" para llamar a la "Señorita" (las "seños" son del tercer milenio...).


La solución llegó por la capacidad de autocuidados que se le enseñaba a los niños aunque no revista de entrada, el hecho a contar, demasiado de "cuidado de la salud".

El niño tomó con su izquierda el compás -aun en esa época era el compás un instrumento pesado, todo de metal- y actuó como el cirujano que nunca llegó a ser: punción en la zona que apenas se insinuaba fluctuante y procedó al drenaje del absceso... pus, luego sangre, y mientras el alivio que llega hasta hoy...


...Ayudado desde entonces a la fecha, para la evitación de nuevos panadizos -y varias razones más !-, del gran instrumento semanal: el alicate corta-uñas, que además coopera en alguna medida a la no reincidencia en la onicofagia.


El autocuidado ! y sus muchas facetas.


eransaldii@gmail.com



 
 
 

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