Mientras yo corría

(debiera repasar si están agendados mis días personales del 13 al 16 de noviembre de 1985. Tal vez no, porque estaba en plena carrera pediátrica en el hospital Vilela de Rosario y en el hospital Anselmo Pedro Gamen de Villa Gdor. Gálvez -2124-).

Mientras yo corría mi carrera, cada persona en mi entorno más íntimo y en el mundo entero corría la suya.

"Corría"... es decir cada persona vive su vida.

Esta entrada es para dejar constancia de la implosión -contracción por el horror del atrapamiento que padeció y admiración por la paz que tuvo incluso hasta morir- que se hace salubre en la oración: pues no recordaba o vine a conocer ahora la historia de Omayra Sánchez, una adolescente de 13 años, de Armero, Tolima, Colombia, quien en aquellos dio vivió una situación personal que conmovió al mundo que mira televisión (hoy lo sabríamos por whatsapp): tras el descongelamiento e inundaciones que produjo la erupción del volcán Nevado del Ruiz.

Dicen que se podía haber evitado. Sobre los posibles responsables cada uno sabe qué les cabe.

Dicen que quedó sepultada allí donde murió y donde aun con vida, atrapada por el lodo y los escombros, no pudo ser rescatada.

Dicen que allí concurren muchas personas porque se le atribuye la intercesión por milagros.

Las otras veinticinco mil personas no aparecieron por televisión de ese modo.

Sobre su situación eterna no nos corresponde sino orar creyendo en la Voluntad Misericordiosísima .

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