de la valentía al honor
- Enrique R. Ansaldi
- 20 jun 2019
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La actitud valiente fue por mucho tiempo -en los alrededores de mi vida- "no te metás".
Había que ser valiente, de carácter fuerte, para no meterse en lo que no era conveniente según el criterio del que te sugería o mandaba el precepto.
Las transformaciones sociales y culturales, más rápidas las primeras, llevan a la situación o postura opuesta, y lo valiente pasa a ser cobarde, y viceversa; pero no todo es así.
Porque la valentía (y no va con el entrecomillado de las ironías) del "no te metás" no pasó a cobardía, al menos no siempre; ya que trocó en "involucrarse" y para esto se necesita, sí, algo de valentía exterior pero sobre todo de fuerza, valentía interior, y esto es el honor, la correspodencia de los actos de las más caras convicciones, y depende de ningún mandato exterior sino que es fruto de la madurez de la persona.
La salud, integral, de la persona es armonía, coherencia, equilibrio dinámicamente ordenado por la misma persona sola ella o con las ayudas necesarias.
eransaldii@gmail.com
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